jueves, 8 de agosto de 2013

Teoría de la especificidad de los movimientos

Una de las cosas que aprendí en el último curso que hice, el de Entrenador de Club de Atletismo con la Federación Española, es la teoría de la especificidad de los movimientos. Esta teoría está relacionada con las pruebas de esfuerzo y con el cuándo se empieza a generar ácido láctico.

Y una de sus conclusiones es que si se hace la prueba de esfuerzo haciendo un ejercicio al que no estás habituado se empieza a generar láctico a menos pulsaciones. Teniendo en cuenta que las pruebas de esfuerzo se hacen sobre el tapiz (la cinta), sobre la bici y sobre el remo, si uno de remo hace la prueba de esfuerzo en bici, generará láctico antes.


Pues algo parecido me está pasando estas semanas que estoy usando la bici. Mi estreno con las dos ruedas esta temporada fue con una tirada de 50 km, muchos de ellos por el campo, sin haberle hecho la puesta a punto a la bici, con las ruedas desinfladas... Conclusión, una paliza de aúpa. La siesta que me eché aquel domingo fue de las más largas de los últimos años. El cuerpo lo necesitaba.

Sin embargo el domingo pasado me hice una tiradita de 2h. 30' de características similares a aquella y no me cansé ni la mitad. De hecho, si la hubiera hecho acompañado podría haberla alargado sin ningún problema, pero iba solo y no conozco muy bien por dónde ir fuera de las rutas habituales (parques, anillo ciclista...)

Y en el día a día, yendo y volviendo al trabajo fundamentalmente, me encuentro con que cada día me es más fácil subir esa cuesta o tengo sensación de ir más rápido con igual o menos esfuerzo. Si las primeras semanas tenía que poner el plato mediano para ciertas pendientes con el paso de los días la subo con el grande sin más esfuerzo. Y cuando llego a casa me noto menos cansado que al principio.

Sin duda el cuerpo se va adaptando a lo que le pides, es cuestión de tiempo y de acostumbrarle a un trabajo específico.




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