miércoles, 31 de julio de 2013

¿Que hago, me llevo los trastos de matar?

Ya tenemos aquí agosto (en apenas unas horas). Es un mes en el que la mayoría nos cogemos vacaciones (las ciudades se quedan vacías) y además muchos aprovechamos para hacer escapadas los fines de semana que en la mayoría de las ocasiones vienen acompañadas de una agenda muy cargada.

Estas escapadas son necesarias para darle un descanso laboral a nuestros maltrechos cuerpo y mente y nos aportan ese poquito de fuerzas para afrontar las 3 ó 4 semanas que todavía pueden quedarnos para coger las verdaderas vacaciones, las de desconexión total.

Siempre he dicho que si se han cumplido los objetivos de la temporada atlética y los de la que viene están en invierno o primavera, el momento ideal para hacer el paro biológico es justo ahora que es cuando más cansado tenemos el cuerpo. Durante las vacaciones, a no ser que éstas sean activas, hay tiempo más que de sobra para hacer deporte, estar con la familia, descansar y aunque vayamos a homenaje por día, el cuerpo está descansado y nos deja hacer deporte.

Pero hay quien está ya inmerso en la preparación de sus próximos objetivos. Los que tienen en mente un maratón en otoño (Valencia o San Sebastián por poner dos ejemplos para España), en agosto ya tienen que empezar a hacer cositas porque en septiembre comienza el plan específico de maratón y no se puede empezar desde cero, hay que tener una base mínima.

Y seguro que a más de uno se le presenta la duda de si para la escapada del fin de semana hay que llevarse las cosas para entrenar. Pues como en muchas cosas de la vida, depende. Si sólo es una noche la que vas a estar fuera, mi consejo es que ajustes la semana para que ese día sea el de descanso. Si son dos los días que vas a estar fuera y estás ya inmerso en alguna preparación, hay que llevarse las cosas porque hay que mantener la disciplina. Pero igualmente hay que planificar la semana para que el entrenamiento fuera de tu ciudad sea el más corto y así aprovechar al máximo el fin de semana.

Se puede conciliar nuestra afición, disfruta de ella, pero no hagas que los tuyos sean esclavos de lo que para ti es una liberación.


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