Después de una última semana de junio con un calor más del desierto que de la meseta castellana, días en los que hemos superado de largo los 40º y en los que salir a hacer cualquier tipo de ejercicio que no fuera acuático era una temeridad a cualquier hora del día.
Por suerte las temperaturas nos han dado un respiro. Durante esta primera semana de julio el termómetro ni se asoma a la barrera de los 40º. De hecho, en muchos lugares de España se ve a la gente con manga larga y en Madrid no hace falta ni poner el aire acondicionado por las noches.
Con estas condiciones, por suerte, se puede entrenar y bastante bien. En mi caso no me hace falta ni madrugar para buscar la fresca ya que incluso por la tarde se lleva bien el deporte con el calor, así que no hay excusa para cambiar las zapatillas por la caña y el parque por la terraza.
Esto desde el lado más egoísta. Seguro que el que está en la playa prefiere algo más de calor.
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