Mis preparaciones para el maratón acaban siendo como el día de la marmota, una tras otra siempre me pasa lo mismo. Y no es que lo que me pasa sea algo que tenga que evitar, sino es que son cosas que pasan en un determinado orden: la uña negra, la zapatilla derecha desgastadísima, las dos últimas semanas de bajada de kilómetros y el temor al catarro, etc.
Pues hoy el tema es el masaje. Para repetirme OTRA VEZ, el viernes de la semana de antes del maratón toca pasar por el chapista para que me arregle las patas y me quite esos kilómetros. Y ese día es hoy. Hoy me he puesto en manos de Chuky y ahora estoy como nuevo.
Y mientras tanto siguen pasando los días y la fecha se acerca. Ya queda un día menos y sólo 6 días de entrenamiento.
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